miércoles, 31 de julio de 2013

domingo, 28 de julio de 2013

sábado, 27 de julio de 2013

Julita


Julieta es el diminutivo de Julia, como Castilla lo es de Casta y Juanilla de Juana. Y no digo más. O sí. 

miércoles, 24 de julio de 2013

Mal del otro, consuelo del bipartidismo


Los del PP deberían estar orgullosos de que sus casos de corrupción todavía escandalicen un poco más. Pero protestan. Quieren ser como el PSOE hasta en esto. 


domingo, 21 de julio de 2013

Han caído las torres




Han caído las torres y el desierto
es ahora tan grande como el alma:
esas torres que alcé y ese desierto
que quise mantener lejos del alma.
Los enemigos que inventé murieron
y si hay otros no quiero imaginarlos:
asi que no vendrán los enemigos.
Y los amigos no vendrán tampoco,
igual que yo no iré a ninguna parte:
han quedado atrapados en sus reinos,
perplejos como yo, sin esperanza,
y miran las desmoronadas torres
que fueron su pasión y su defensa,
y el desierto es el dueño de sus almas.

Julio Martínez Mesanza, en Las trincheras.    


domingo, 14 de julio de 2013

A muerte y rosa


Para la novela El despertar de la señorita Prim, de Natalia Sanmartín [qué incómoda la rima entre novela y autora, al estilo de la novela del barro que escribió Julia Navarro], se me ocurren cuatro posibilidades:

  1. Ver la que creo yo que es la clave de lectura, aquí, en una columna de opinión, naturalmente. 
  2. Mordisquear [sic] estos pastelitos que ofrece el Barbero del rey de Suecia. 
  3. Buscar el libro y zampárselo, que es lo que yo hice.
  4. Regalarlo a su novia o a su mujer o a su madre, que es lo que yo recomiendo encarecidamente, y también he hecho. No, no a su suegra o a su cuñada, eso nunca, que el libro tiene un fondo de combate que podrían personalizar.

viernes, 12 de julio de 2013

Remordimientos


Entre las pesadillas que atormentan mis noches de insomnio, un recuerdo de mi primer año de carrera. Un compañero dice que ha decidido leerse todo Shakespeare. Yo, gilipollas perdido, salto hecho una hidra y le pregunto, como un fiscal de película, si ha leído a Lope de Vega, si ha leído a Calderón de la Barca, si ha leído a Tirso de Molina. El resto de los contertulios prestan atención, oliendo la sangre. Él, tan buena persona que se abochorna, confiesa que no. Concluyo retórica, barrocamente que así va España, que no valoramos lo nuestro y que de qué iba un universitario inglés a plantearse leer a todo Lope. Y ahí queda el lance. 

Años después, al recordar —ay mi taimada memoria, que siempre da donde más duele— aquello, me horrorizó mi cerrilidad. Y cada nueva obra de Shakespeare que leía más golpes de pecho que me daba yo y por la espalda me los daban mis remordimientos. Hace dos veranos tuve la oportunidad de reparar el daño, porque aquel viejo amigo pasó por El Puerto con su mujer y sus dos hijos y tuvo el detalle de llamarme para comer juntos. A la primera ocasión, le recordé mi intervención, que no había olvidado, y dije cuánto sentía aquella estupidez. Él replicó que yo tenía razón y que aquella lección le pareció muy bien dada. Yo insistí en que aquello fue un horror. Y él que no, que no, que viva España. Me di cuenta como nunca de que nuestras acciones pueden hacer un daño irreparable, y sentí una desazón que a punto estuvo de arruinar el grato encuentro. 

Lo volví a recordar todo muy bien desde Almagro, viendo La verdad sospechosa. Sin darme cuenta, los remordimientos habían producido un efecto rebote, y tenía muy descuidado nuestro teatro. Lo pasé muy bien, vapuleado por mis sentimientos y mis culpabilidades. 


miércoles, 10 de julio de 2013

De pura [¿?] política


He resistido la tentación del juego de palabras de decir que Rajoy calla como un muerto porque lo está. Aún no


miércoles, 3 de julio de 2013

Recuerdo de mi abuela


En el artículo de hoy la recuerdo, y ahora caigo en que cuando nos pelamos de frío no se me viene a la cabeza ella nunca, de lo que se alegrará. Sólo cuando los calores arrecian y comienzan las protestas generales. Moraleja: son nuestras alabanzas y defensas lo que mejor nos define. O dicho con un aforismo de Chesterton que encontré el otro día: "Creo que la principal ocupación de un hombre, por muy humilde que sea, es la de abogado defensor".