lunes, 25 de julio de 2011

Idas y venidas


Extraordinarios los Relatos de fantasmas de Edith Wharton que acaba de reeditar Alianza. En un epílogo autobiográfico, la autora confiesa que durante muchos años le aterrorizaron inexplicablemente los zaguanes y los portales. Ese mismo día leí a Luis Rosales en El contenido del corazón describiéndolos como un territorio ambiguo, que todavía no es la casa pero ya no es la calle. Eso explicaba bien ­–me dije– los miedos de la Wharton: los portales –entre dos mundos– resultan propicios a lo fantasmagórico. Lo que explicaba (de vuelta) por qué La casa encendida de Rosales, poemario donde se le aparecen varios muertos, empieza con un soneto titulado "Zaguán". La literatura se alumbra a sí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario